Y el ángel me miró, como lo que era,
un ángel, el ángel era ella, por supuesto,
y yo me quedé impregnado…
como con luces nuevas, algunas incluso de colores,
y con ánimos y sed de más, como de más luz,
como diría el amigo Goethe.
Hay miradas de invitación, de camino…
dónde los obstáculos son sólo para equívocos.
Y si te mira un ángel, pareces amanecer
en esplendoroso y mágico resplandor...
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