Otra vez la montaña y yo… Un clásico río nervioso, aún sin hielo ni rocío blanco, Vacas sueltas, libres, en un buen campo de mejores pastos. La casa de madera, un buen fuego, zapatillas, libro, sofá, café, una brasa a punto, una carne, un vino tinto, una ventana, totalmente cerrada e indiscreta, para ver el paso de las águilas hacia sus aposentos en el más allá más lejos de la montaña, en la alta y bella cima...
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