No sé muy bien qué pasaba,
me gustaba estar cerca,
me sentía atraído, escuchaba bien,
quizá por primera vez en mi vida,
tenía consciencia de escuchar, aprendía,
me impregnaba de manera casi inconsciente,
como aquel que se perfuma…
con el aroma de la más especial de las rosas.
La amaba, era un adicto a su luz,
un esclavo de su sonrisa,
un devoto de su verbo dorado...
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