A veces pienso en los rictus secos de aquellas caras que parece que el mundo se lo debe todo. Contrasta con aquellos rostros que siempre llevan dibujada una sonrisa, no porque ejercen una seducción premeditada, no, nada de esto, son sonrisas que ya vienen de serie, adornan las caras en cualquier evento y es un placer de verlas, parecen hechas para gustar y para gustarse, y lo que más me encanta es que hacen agradable la convivencia...
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