Pese a ser como una gota de rocío que daba luz y dulzura al césped de todos los jardines del amor, ella no parecía proceder de muchos misterios. Tenía un norte claro y nítido y no solía aparecer por los lugares donde los admiradores generaban espacios de esperanza. A veces me preguntaba si sabría sonreír y cómo sería su mirada, prestando atención a un suspiro que se escapó de un alma sin control. Ella, no lo duden, era como una gota de rocío...
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