dilluns, 4 de juliol del 2016

Un placer consentido y con sentido

Cuando tu llamas...
el teléfono suena a fiesta,
y me dibujo sonrisas por todo el cuerpo.
Después, cuando te veo y te oigo,
el timbre de tu voz me penetra
por los encorsetados pasillos interiores,
y pone a mi alcance un alado y musical
movimiento de hojas por donde revolotean
mariposas a millares y millones.
¿Qué será que me provocas, me produces,
un éxtasis en el placer de los excesos,
que pululan siempre consentidos...
y alegremente aceptados?

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