De pequeña ya era un encanto de criatura, adoctrinando a los doctores de las consabidas leyes habituales. De jovencita, conservaba sus ojos infinitos, se conducía con suma discreción, pero sin poder esconder nunca sus múltiples capacidades. Después, cual Valquiria en caza y captura, consiguió mi piel, y yo me dejé querer... para explicar al mundo que la proximidad de una mente privilegiada, te conlleva a una existencia de lujo, un lujo de matices y correspondencias…
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