Una guitarra maúlla lamentos, que son gemidos...
de la sinrazón de una existencia vana.
Guitarra, que lloras a lágrima muerta
las ausencias y los olvidos, sin remedio.
Guitarra, que has perdido el alma de poeta del júbilo,
y lloras penitente las amarguras de la soledad.
Y allá en el tablado, se taconea sobre la madera,
y la vida se queja en aullidos atroces,
y al amanecer solo lo aguanta el vino,
y de las cuerdas... solo nacen notas inconexas, vacías.
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