¡Madre mía, cómo duerme la mar!
Apenas un suave vaivén de las olas,
apenas una brisa tierna y silenciosa.
La luna, con pretensiones de ser llena, va asomando...
y se va recreando en su espejo favorito,
las estrellas parecen columpiarse en las nubes,
Venus me mira fijamente y yo le saludo cordialmente,
en recuerdo de su habitual acompañamiento.
La mar en calma, la luna perdiendo discreción,
y yo... pensando en ti,
y acelerando la llegada del amanecer.
El sol y tú saldréis a la vez,
y en mi vida se proclamará la plenitud de los encantos,
y despertaremos con el mar, junto al mar,
llenos de sal y sol y azul de cielo y mar.
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