Y yo que les hablo de las lágrimas dulces
y de los vuelos cogido de la mano de mi amada,
y les hablo de los atardeceres cobrizos,
y el habla de unos ojos verdes,
o la interpretación de los silencios más profundos...
Uno que les cuenta del paseo,
pisando las piedras erosionadas de un río
siempre nervioso y oportuno,
y no se cansa de contemplar por la ventana,
como pasa la vida, con sus mil ruidos...
Y qué decir del bosque surcado de jardines naturales,
con banco y fuente, ardilla y gazapo,
y rana y torcaz y jabalí, romero y tomillo…
Y ustedes, en su bondad generosa,
me lo perdonan todo, gracias.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada