Una luna llena asomaba en la noche y se miraba en el mar, completando un enclave de ensueño… Un restaurante, “Balcó de l’Estany”, en Ametlla de Mar, un saxo, esta vez cercano y siempre divino, se deja querer por una guitarra a nivel. Un marco incomparable, de luna, mar y cielo, al compás de unas olas acariciadas por la brisa más suave, jamás regalada. Hemos cenado con mi prima de Creixell y su marido, muy bien como es habitual en esta casa, excelente trato familiar, inmejorable calidad de pescados y mariscos, y una ubicación sólo al alcance de la sabia naturaleza. Recomiendo una Caravel·la, una buena y muy fresca combinación de viandas de nuestro amigo el mar, con un 2 pi r, un vino de Gratallops (Priorat), que para mi son los mejores del mundo…
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