Desde el bar se contempla una morera,
y el vientecillo le columpia las hojas,
la sombra es fresca y acogedora.
En el paseo es parada segura, allí acuden los
pajarillos en busca de algún aroma
que dejaron los amantes de la Naturaleza.
Los andantes del verano van de sombra en sombra,
de generosos árboles que cobijan de estíos y calores.
Por las sombras viven las nostalgias de los besos,
que fueron felizmente incontenidos.
Si las sombras hablaran, contarían...
que llevan un perpetuo sol en el corazón.
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