En la cama, con los párpados a medio bajar,
voy contando ovejitas que me van iluminando las estrellas,
pero llega un momento en que las estrellas se apagan,
y las lanosas dejan de balar, y yo cojo tu mano, y te cuento...
que en el cielo se proclama una noche de oscuros y silencios,
y, si quieres, volamos en un nimbo de algodón que plateará la noche plácida,
y observaremos los sueños de las ninfas y las musas
y, si se tercia, despertaremos alguna y la invitamos a subir a la nube,
y que nos cuente del arte y la magia, de los amores ciertos...
y la sencillez de la vida de las afinidades consagradas.
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