En una discusión de silencios,
los ojos expectantes, sin entrar en baza,
y las músicas sólo ambientales,
contribuyen a la paz del momento.
Se escapó un suspiro,
como un discurso espontáneo,
cierto y contundente,
y se recreó en su concierto
de verdad y precisión sutil.
Correspondí a su ataque frontal,
esencia noble de alma en celo,
y abrí mis espontáneos a nivel,
y la amé con lluvia de suspiros...
semejantes, totalmente veraces,
sonó un te quiero... y acabó el silencio.
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