Pues no, mi vida, tus ojos nunca miran triste,
son espejo que devuelve siempre esperanza
aunque se le ponga delante...
el origen de un desquicio decadente.
A veces dudo, si son tus ojos los que se visten de sonrisa,
o es ésta quien, al abrir el jardín donde viven los nácares,
ofrece destellos luminosos, emanados de tus pupilas.
De todas formas, me apunto a la gozada del concierto
de la espléndida sonrisa de tus ojos…
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