Quién fuera poeta para hablar del mar y sus versiones,
de los hijos del viento que enfurecen o acarician,
de la lluvia que bombardea o se desliza en finos suaves…
Quien pudiera contar con aromas poéticos,
la belleza del cerezo en flor,
la gracia del azahar que contamina oxígeno y perfume,
la violeta de humildad prudente, no exenta de expresión y orgullo…
Si fuera un excelente narrador de sentimientos,
seguro que les hablaría de aquellos ojos...
que dejaron el libro para abrazarme,
como diría el bueno y lúcido Raimon.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada