Quizá mi tierra sea el mar,
como dice la canción,
y mi suelo el césped sin recortes.
Es posible que mis bosques sean las nubes,
algunas con aguas, otras brillantes de sol,
y también aquellas teñidas de rojo
que proclaman atardeceres…
Quizá mi paz sea el bullicio de los consensos,
y mi cama un coche de caballos voladores
que deambulan por los bosques nube,
como aquel satélite en órbita...
que se ve muy feliz y complacido.
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