Llega un momento en el que te sobran
los excesos, las novedades, las experiencias
que te cuentan que merecen ser vividas.
Llega un tiempo en el que preferimos
descansar en los ayeres,
vivir los presentes sin precipitación,
hacerte docto y sabio catando realidad,
dormir sin soñar, vivir sin volar,
y hacerle un bosque al suelo,
y así permanecer con respiración no asistida,
virgen, pura, sana, totalmente natural...
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