Me encanta cuando me encuentro con familiares o amigos que me hablan de mis abuelos. El paterno, era un médico que destacó por su humanidad. Dicen que tenía una generosidad sin límites y era muy querido y respetado por todos. Como recuerdo, el pueblo decidió poner una calle con su nombre: ”Calle del doctor Juan Bonet Serrat”. El abuelo materno era también muy estimado, tenía una fuerza y una potencia fuera de lo normal, que siempre utilizó para ayudar a los más necesitados y explotados. Fue un gran hombre, del que se cuentan anécdotas con las que se podrían rodar películas, en las que prevalecería cómo actúan los corazones nobles: “Don Rafael Margalef Torta”. Mis abuelos, dos personas entrañables, buena gente.
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