No, no te llamaré princesa,
ni te apartaré las piedras del camino,
no estaré a tus órdenes,
sometido a tu santa voluntad,
tampoco haré llover pétalos a tu paso
para que tus luces tengan...
una facilidad sin opacos.
Te respeto, además de quererte, claro,
tú eres inteligente y libre,
con capacidad de aprender y enseñar,
y por supuesto, decidir,
y yo no te amaría si no fueras...
así de libre y sana,
y tú lo sabes muy bien, seguro.
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