No, no seas tímido, ven a volar con nosotras,
me dijo una mariposa que revoloteaba
por los corazones altamente enamorados,
y yo me resistía, pese a la incandescencia de mis fuegos.
Pero, por una vez, intrépido, osé alzar el alado,
al compás de tu melena al viento,
y me sentí gentil libadora de flores…
Y después amé la vida y los contextos y las extensiones,
y los panoramas y las verdades merodeando...
como suspiros que cabalgan con norte fijo.
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