Y me fui a ver el mar...
y allí me envolvió un rugido acogedor,
de amigo infatigable, de inviernos tempestivos,
de nostálgicos atardeceres otoñales,
de imperiosos veranos fuego,
de delicias esperanza primavera…
Mi amigo el mar, me encanta,
sobretodo en invierno,
con playas removidas por el viento,
y, entre los fríos, se pasean las nostalgias
y los suspiros que llegaron a buen puerto.
Mi amigo el mar ha aprendido a escuchar,
luego hablamos, nos contamos sentimientos…
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