Y allá por las alturas te vi volar
por los surcos de los cometas
que llevan a los aposentos de la luna.
Y, en la luna y con la luna,
salimos de ronda...
cual ojo amarillo expectante
de los avatares de la vida.
Y bajamos de las alturas mareantes,
ávidos de suelo,
y fuimos de la mano
por las sendas del río con calma,
por las paces donde pacen
las almas que aman felices…
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