Huelo la playa...
ella ya muestra su hermosura plena,
tiene alma que acaricia en sales,
y soles que contemplan y templan
los cuerpos ávidos del azul de sal y sol.
La arena ya se va llenando, poco a poco,
va a parecer una invasión de asfalto y urbe,
y lejos quedará la soledad de la “bambina”,
que en amagado peñasco de acantilado,
suspiraba en el invierno...
por los calores y colores del verano.
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