He asistido a una misa que hicimos en recuerdo de una profesora que nos dio a todos una posibilidad de progresión en nuestra formación integral. Muchos hacía tiempo que no nos veíamos, y el Dios mío, ese es aquel o aquella, pululó en el ambiente y en los recuerdos, más o menos agradables. Me contaron de un amigo, buena gente él, que tiene un amigo de pareja, y yo, que ya había intuido alguna cosa, me alegré por su felicidad, que conociéndolo no puede ser malsana. Nuestra profesora Mari, nos dio la oportunidad de progresar en nuestra realización, pese a los despropósitos del instituto de Tortosa, donde en una hora te jugabas el trabajo de todo un año, sin más control que la respuesta a unos datos rebuscados y sin sentido. Mari nos dio una razón para progresar, para amar la cultura y el saber y, los que pudimos seguir estudiando, siempre le estaremos agradecidos porque la claridad meridiana de sus explicaciones fueron base firme de todo aquello que empezamos a construir. Me encontré bien, pese a que todos nos hacemos mayores y arrastramos nuestras historias particulares. Mari, recuerdo inolvidable, descansa en paz, tu lo fuiste para nosotros...
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