Me acarició una brisa,
me cobijó una nube,
me despertó una luz,
una proximidad,
un cielo que penetró
por la ventana,
y se acomodó en mi espíritu.
Despertaba el alma,
y tú te hacías la dormida,
despertaba el día,
y despertábamos a dúo,
a la par y a la paz…
Me acariciaba tu mirada,
nace el día...
y lo hace a tu luz.
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