En la escuela clásica de filas rectas y de silencios absolutos, alguna vez también se iba de excursión, con toda la marcialidad persistente y habitual. Había que dar imagen de orden, pose, ejemplo, más importante incluso, que el objeto a aprender… Ayer en el Facebook, vi un chiste que me hizo mucha gracia... y pena a la vez. Se les hizo ilustrar a unos niños sus vivencias de una salida cultural y los alumnos dibujaron, mayoritariamente, las cabezas de sus compañeros que les precedían en la formación de sus filas, prietas y marciales... Y uno piensa, a veces, y recuerda con frecuencia, que hubo mucho de esto, y poco de la supuesta libertad que se requiere en el aprendizaje y educación integral, como dirían los pedagogos más racionales y creativos…
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