Déjame que te lleve a un sublime y recóndito paraíso,
donde puedas contemplar el discurrir pausado
con el que las brisas acarician a las rosas.
Sentirás la paz de los silencios...
y el respeto a la libertad de las especies.
Verás como nadie querrá demostrarte nada,
comprobarás que por allá andan sueltos...
los poetas y sus musas y, en porciones,
todas las cercanías se muestran tal cual,
como tú, flor que no desentona...
en este paisaje de excelentes oxígenos.
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