Azul de mar y cielo...
Amarillo de arrozales en la siega.
Rojo, como tus labios...
en un atardecer que no desentona,
y los pintores plasman la plasticidad
de las esencias del buen arte.
Verde, como un sosiego...
en edad de merecer y germinar,
después de los sueños
por los que te cabalga la primavera.
Negro, sólo el del chocolate sin leche,
el vino tinto, la nube protectora…
Colores, a veces se unen...
y van de blanca y buena gente por la vida.
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