dimarts, 7 de juliol del 2015

Un banco, una rubia...

Posiblemente era el más joven...
de los sentados en el banco largo,
aquel que llaman "Del si no fuera"
es decir, del si no fuera viejo,
"desfaceria" los entuertos...
y cual Quijote anularía miserias,
y vencería a todos los malvados.
Tomando la palabra...
les llené los huertos de asfalto,
y me traje a la urbe sus preciados jilgueros,
y me trataron de loco y de joven.
De pronto, nos vi a todos... niños,
fabricando pelotas de trapo,
construyendo barquitos con hojas de caña,
y, más tarde, partiendo a estudiar,
y regresando, o no, a los orígenes...
Y ahora, en verano, en porciones,
nos vemos, contando batallitas,
de lo que pudo haber sido,
y contamos como cierto,
o de lo que no fue, y lo callamos...
Interesante el banco de la plaza,
almacén de experiencias al sol,
donde aún se nos escapa la vista,
al paso de la juventud,
y aún se nos levanta... la razón
y el deseo de participar en la vida...
Todos peinados y guapos y tal,
esperamos a la rubia de las cinco,
ella nos rejuvenece...
y nos acerca a un ayer,
que no parece tan lejano.

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