No sé si te enseñaron a andar,
o es que vas por pasos naturales,
como aquellos supuestos toreros,
que lejos de matar al toro,
se recrean en la suerte del arte.
Te deslizas como una bocanada...
concéntrica que, en el aire,
dibuja corazones sospechosos.
Quizá naciste aprendida, o enseñada,
pero no se puede pisar más dulce...
y firme por los firmes deslizantes
de las miradas que coleccionas.
Ya que así andáis a merced
de los criterios más logrados,
andad, al menos, siempre cerca,
y por la sombra...
haciendo juego con las flores.
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