Unos suaves vientos lejanos,
con ligero sabor a sal mediterránea...
la nariz se emociona sola.
Mañana dormimos en Tarragona,
mi mar, el mío, el nuestro,
el de todos nosotros,
abrirá sus olas de abrazo eterno,
y yo le hablaré de la estabilidad,
y de la sensación de propiedad,
de estar en casa...
con todo a mano y a punto.
El viaje por los otros mares,
será ya un recuerdo mágico,
vivido a dos, como una maravilla,
que según parece nos merecíamos,
y nos ha llenado de gozo y plenitud...
Hemos estado muy bien,
y yo he sido feliz, viendo feliz a Teresa…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada