Son las cuatro de la tarde, suena la música, los niños del colegio del Serrallo se van a casa, han terminado su jornada laboral. Sólo son las cuatro, me imagino a los abuelos al quite, pues los padres, los que tienen trabajo, más bien no terminan a las cuatro… Supongo que a algunos, los atiborrarán de actividades extraescolares y, a los que no puedan pagarlas, pues lo dicho, el invento de los abuelos es muy útil, además de entrañable. No, no pido más clases para los niños, pero sí una ocupación racional de tanta tarde. Los alumnos ya han cumplido su horario reglamentario, sólo me preocupa el después, el de los niños, claro.
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