¡Vaya hombre! el vuelo de una libélula que juega al despiste,
cuando en realidad lo que busca es frecuentarse entre sus semejantes.
¡Mira qué hermosas! las mariquitas que, no sólo limpian de pulgones el jardín,
sino que aumentan su belleza, con la nitidez de su bello colorido.
¡Ostras! allá asoma un conejo que, cual suricata,
parece vigilar los entornos para la seguridad de su camada,
y más allá croa una rana, su río viene lleno, quizá demasiado para su gusto,
que es de aguas más quietas donde viven los mosquitos.
¡Olé la gracia! se llama primavera, de luz de sol, de sal de mar en calma,
de cielo con sus azulados teñidos de plata...
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