No, no, ya no corro, ni vuelo, simplemente acudo,
a paso lento más o menos seguro,
pero la convicción y el ánimo me llevan en volandas.
Ya no me sorprendo, la mayoría de cosas y casos...
entran dentro de lo posible, en mi bagaje de experiencias.
Tampoco me entusiasmo, ni aplaudo a las luciérnagas,
ni doy saltos de alegría delante de un plato de lentejas con chorizo.
No, no, tampoco me enamoro cada día, como hacía antes,
ahora, simplemente amo, desde la paz,
a la sombra de un cerezo en flor,
esperando la noche para ver las estrellas contigo…
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