Son las once de la mañana, y ya me regreso del paseo matutino. En el colegio del Serrallo toca música para salir al patio, y me espero, claro, los niños salen de estampida, y yo me veo como antaño, deshacedor de entuertos, en plan ministro de asuntos complicados del recreo, estoy entre ellos, comparto juegos y más feliz que un ocho… A veces pienso que la gente pueda pensar que soy un mirón, o un pederasta, y me asusta sólo de pensarlo, de todas formas yo sólo recuerdo mi pasado reciente. Cuarenta y un años de profesor, en un colegio de La Salle, me contemplan…
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