El comedor está lleno de jubilados, parejas, grupos y hasta alguno que va solo, posiblemente recordando otros tiempos en compañía… Se ve de todo, risas, actuaciones de los simpáticos de siempre, alguna mirada ausente, alguna sonrisa cómplice, algún silencio, incluso algunas manos que se cogen… Es la vida, cuántas notas duermen en las cuerdas del arpa, cuántas historias hay detrás de cada rostro del jubilado… Ustedes ya saben que a mí los jubilados, siempre me parecen más mayores que yo, por eso los quiero y los respeto tanto… Diamante en sus canas que fueron nieve, esmeralda en sus ojos, caricia en sus manos expertas, amor en su alma, mirada limpia de sol y luz…
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