Y si te doy un beso, porque sí...
y si me das un beso, ¿por qué no?
y si nos damos un beso a la vez,
largo y tranquilo, o no tanto...
y lo vamos mejorando en ternuras del alma,
y le damos el tiempo preciso,
tanto, que no hay manera...
bendita manera de dejarlo.
El beso, un beso, el tuyo, el mío, el nuestro,
es siempre un origen maravilloso,
pero también es un final de cualquiera
de nuestras actividades vitales.
Ya pronto llegas, y yo nunca doy besos formales,
y tú eres doña sinceridad y complacencia,
luego cenamos, en la vida...
siempre hay un orden de prioridades.
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