Me faltan manos y besos, aplausos y amores,
en las músicas que se oyen por las calles
repletas de los supuestas euforias de siempre.
No veo silencios al paso de pechos,
que se mueven en sinfonía...
y van por las calles secretas sin luces,
porque para esto ya están sus ojos,
que orientan los caminos de la vida.
Pocas veces la verdad se muestra y proclama
en excesos y ruidos de flauta en agudos,
más bien los ciertos del alma se recrean...
en el calor delicia de la mano con mano, sin luces.
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