Jubilados a dos, un buen sueño, una magnífica realidad, con un poco de salud y el pie a punto para el vuelo en libertad. Ir al cine, al teatro para ver algún musical inglés, hacer un crucero por las aguas tan bellas y tranquilas de nuestro mar amigo… Coger el coche hacia ninguna parte y pararte en el pueblo de montaña, para que el jubilado de la plaza te cuente sobre los paisajes y manjares del lugar… Será otra vida, Dios mediante, si le parece bien…
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