Mi musa duerme sus sueños entre los olivares,
no hay luna en la noche,
las estrellas florecen en otros jardines,
tengo que cerrar los ojos para ver...
cuánto abarca mi imaginación en soledad,
y de repente el día, la luz, el vuelo...
para el saludo matutino con mis musas,
que pululan entre la arboleda.
Ellas me hablan ya de las últimas naranjas
y de que los azahares ya blanquean,
como una hermosa nieve...
que llena de belleza y esperanza el huerto.
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