Y yo qué sé cómo se engatusa, cómo se musita, cómo se convence,
cómo se reconduce ese canal de palabras...
que inventaron los más expertos taladradores de voluntades.
Nunca premedité, nunca hice ningún ensayo, ni me repoblé de dulzuras,
nunca recurrí a las flores, ni a la sonrisa embriagadora,
nunca fui un lagarto en la sombra buscando el momento en la luz.
Simplemente mi corazón te dio un toque, sin más preámbulos,
auténtico, sincero, real, mágico, a tiempo, preciso...
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