Pues sí, a veces estoy cansado del descanso, y otras me canso de no parar. Lo bonito de esto, es que uno, jubilado ya, ahora madura sus tiempos, lejos de la locura de las pertinencias y de las obligaciones. Confieso que me preparé para jubilarme, teniendo mis espacios cubiertos convenientemente, pero ahora que ya estoy en el ajo, recomiendo tener presente el deterioro al que te somete la edad y que te va dejando en tu sitio, que también tiene su encanto, por supuesto.
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