Una playa a la sombra de un pino, un bosque virgen...
con senderos que forman parte de un laberinto sin salida,
aquí se está bien, el mar cerca,
y los duendes y los genios de las lámparas, viven por aquí.
Me encantaría tener un buen nido por estos lares,
nada de urbe y asfalto, sólo un nido sólido...
en un pino estratégico en el que juegan las ardillas,
bailando al compás de las músicas de los jilgueros.
Y claro, la playa cerca, con aquel azul de sal al sol,
maravillosa inmensidad para soñar...
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