Siempre aspiro a no verme causa...
del llorar de tus ojos, no me lo perdonaría.
Tus ojos no están hechos para llorar,
sólo para consentir, mesurar, comprender.
Están hechos para endulzar, acariciar, aproximar, dar,
mostrar el camino donde pueda darse la vida en paz,
desde una visión sana y posible…
Aspiro a tener el premio de la sonrisa en tus ojos,
y a partir de aquí, mantenerla en el todo eterno...
y compartido de los gozos sin sombras, eternos.
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