Y en la ida lluvia, y en la vuelta viento... la ida tranquila y apacible, la vuelta con miedo al observar algún vehículo volcado y ver como el Kuga era zarandeado con azotes sin ninguna gracia. Nunca me gustó el viento fuerte, me asusta, me da pánico, me suena a que alguien, el señor Eolo, ha perdido los estribos y suelta toda su mala leche para dañar o, como mínimo, atemorizar al personal. No nos pasó nada, pero hubo mucho miedo y muchos nervios, incluso paramos una vez por ver si amainaba un poco, pero seguía chulito…
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