Ha vuelto, demacrado, emblanquecido, con una cara sin sol, y con un taca-taca que le ayuda a mantenerse erguido, después de la operación de cadera… eso sí, como siempre, detrás de un vaso de vino tinto y sin comer nada para poder aguantar tanto riego. La gente se mete con él, y a él le gusta, le va la marcha, sobretodo si conlleva alguna invitación para llenar el vaso. Como siempre, a mi se me revuelven las entrañas, es un producto del más absoluto de los despropósitos, todos ríen, hasta él, yo no tanto, no puedo…
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