dimarts, 13 de març del 2018

Un amor de perrita

La Lucca sabía que yo estaba triste, se me acercaba, casi sin verla me subía a las rodillas, o me ponía sus patitas encima, lanzaba un sonido lastimero, como reclamando atención. Se me cruzó por la cabeza, sentarla a la mesa y ponerle un babero, pero fui a buscarle su plato, le puse su comida preferida, unas croquetas de pollo, y se lo puse al lado de mi silla, en el comedor, y allí, en unos momentos se puso a comer, como nosotros, o con nosotros para ser más exacto. Un amor de perrita, inteligente, bondadosa, con sentimiento total…

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada