Hotel, llueve, estamos en una sala inmensa... aquí hacen baile con un solista y un teclado y un montón de jubilados juegan a gozar del tiempo y a mirar la lluvia tras los cristales, como los estudiantes. Se supone que, cuando levante el tiempo, saldremos en estampida para ver cuanta belleza hay en esta playa de Costa Brava y sus hermosas montañas colindantes, con sus característicos pueblos típicos. Mientras, el viento vuelca los paraguas, el invierno se despide repelente…
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