No suelo hablar de política, pero el otro día, sin nada preparado y sin ninguna pretensión, me encontré inmerso en la polémica en la que convergen opiniones diferentes. Callé, escuché, regalé silencios, di alguna opinión y, sobre la mesa, vi cuán diferentes son las vivencias y los procedimientos que te llevan a formar una opinión. Hay situaciones extremas, desde la que te cuenta que todo el mundo es malo, hasta las diferentes interpretaciones de la corrupción, una forma de gobierno normal desde el poder, y alguno hasta te cuenta que los pequeños hurtos de las clases de subsistencia son determinantes para explicarte toda la trama que nos ahoga. Desde el respeto, aquella frase de a río revuelto… pero el río está súper revuelto de arriba a abajo, más que al revés. En fin, procuraré no hablar de política, a mí se me entiende todo…
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